Tres arcos sostienen el camino que pasa por encima del río Ucero entre la iglesia de Santa Cristina y el sendero que lleva a los restos del castillo de Osma. El Puente Romano de Osma ha sobrevivido a más de 2000 años de riadas y guerras, las siguientes civilizaciones que poblaron El Burgo de Osma fueron reparándolo manteniendo su estética romana pero con ligeros cambios que son apreciables para el ojo experto. Los sillares y argamasa utilizados en las reparaciones mantienen una diferencia clara con los originales, los medievales tienen una forma tosca y poco labrada en contraposición con los romanos, lisos y perfectamente cincelados. Pasear a su lado y junto a él transmite tranquilidad y paz serena gracias al sonido del agua y al entorno, verde y con los cerros que delimitan el valle del río. Visitar el puente romano de Osma es la excusa perfecta para caminar por la naturaleza que ofrece El Burgo de Osma y alejarse un rato de su casco histórico.